"Creo que los travestis son figuras shakesperinas, de gran dramatismo, con coraje, que encarnan dos vidas en un solo cuerpo. No hay que confundir al travesti con la drag queen. La drag queen es satírica, la caricatura de una imposibilidad; el travesti es idealista. El travesti es un enigma existencial.
Los travestis anhelan
una belleza superior, una poesía insospechada, sólo que movidos por la
necesidad de dinero del chapero. El travesti cree en el arte. Es utópico y
romántico. El travesti está orgulloso de ser quien es; no es una puta común,
que se avergüence –él es una afirmación de identidad-.
El travesti supone un
riesgo mayor. Ellos tienen algo de hombres-bomba –cargan con un secreto que te
puede matar o cambiar para siempre-. El travesti no se enfrenta a la moral
vigente, se enfrenta a la biología. La prostituta tiene algo de conservadora
–sirve al sistema sexual vigente-. Pero el travesti quiere cambiar el mundo …
el travesti, indirectamente, ama a la mujer, pero no quiere ser mujer, quiere
ser algo más, no se contenta con poco, es barroco y manierista –no existen
travestis clásicos-.”
(Arnold Jabor)
Benjmaín Martínez Castañeda, Walpurgis Gara (Modelo), Gráfica digital, México, 2013
Benjmaín Martínez Castañeda, Walpurgis Gara (Modelo), Gráfica digital, México, 2013
Benjmaín Martínez Castañeda, Walpurgis Gara (Modelo), Gráfica digital, México, 2013
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